La Biblioteca de los Niños Pájaro

Hablo poco de mi oficio, y no precisamente porque me avergüence de él. Tal vez sea porque me llevé una gran decepción cuando comprendí que todos los estereotipos de la profesión eran falsos: l@s bibliotecari@s no tenemos todo el tiempo del mundo, y mucho menos para leer los libros de nuestra biblioteca. 

Superada esa decepción personal me volví a enamorar de la dimensión pública de la profesión, de su vocación de servicio. La red de bibliotecas de Barcelona es el servicio mejor valorado de la ciudad, la biblioteca en la que trabajo es el servicio mejor valorado de toda la universidad. Debo decir que no todo el mérito es del personal bibliotecario, es un logro social.

Dice Ursula K. Le Guin que una gran biblioteca es la libertad, y no exagera en absoluto. La palabra biblioteca hunde las raíces en los fundamentos de nuestra cultura, pero lejos de estar anticuada es una institución que ha sabido adaptarse, no solo a los avances tecnológicos, del papiro a la IA, sino a las necesidades sociales. 

«El saber nos hace libres, el arte nos hace libres. Una gran biblioteca es la libertad.
[…]
Esa felicidad no debe venderse. No debe “privatizarse”, convertirse en un privilegio más de los privilegiados. Una biblioteca pública es un fondo público.» Ursula K. Le Guin

[autor: Àlex Monfort]

Tal vez la mayor transformación de las bibliotecas haya sido la de pasar de ser centros de conservación del conocimiento, a centros de difusión del mismo. Es decir, pasar de ser espacios que capitalizan el conocimiento para las clases poderosas, a socializar ese conocimiento y hacerlo accesible a todos. 

La otra gran transformación, a mi juicio, ha sido la de convertirse en espacios libres en el sentido más amplio de la palabra. Libre acceso al conocimiento, pero también a su uso. Creer que la biblioteca es un espacio de lectura es tan limitado como creer que las dimensiones de la biblioteca se acaban en sus cuatro paredes. Los responsables de las bibliotecas les han dado mil usos en función de las necesidades de su público: refugios climáticos, dinamos culturales, centros de alfabetización, espacios de encuentro … la lista podría ser infinita como la biblioteca de Borges. 

Es el caso de la Biblioteca de los Niños Pájaro en la comunidad de Jujuy, al norte de Argentina, una de las provincias más castigada por la pobreza y el acoso de las políticas neoliberales de Miley (aquí podéis ver la denuncia de Amnistía Internacional por la represión a las protestas en 2023). Estamos hablando de una región poblada mayoritariamente por pueblos originarios, olvidada salvo para extraer recursos mediante la expropiación de tierras. En este contexto, allá por el año 2000, se creó la Biblioteca Niños Pájaro con la intención de ofrecer un refugio cultural a la población infantil, sembrando amor para cosechar dignidad, como dicen ellos mismos. La biblioteca creció desde “la esquina de colores” para amplificarse en distintos espacios socio-educativos en el vasto territorio del Barrio Alto Comedero y otros barrios jujeños. En todos estos años la biblioteca ha ampliado sus funciones creando en su seno una escuela artística y ofreciendo soporte nutricional a cientos de familias humildes. Las últimas decisiones del gobierno regional han cortado las subvenciones con lo que los profesionales dejarán de tener soporte, no solo para su sueldo, sino para las iniciativas que llevan a cabo. 

Todo esto sucede mientras el presidente de la República Argentina está de visita en España para la presentación de su libro “El camino del libertario”, un libro que miente desde el título. Es cierto que hay cierta polisemia en el término libertario: desde un sentido estrictamente filosófico al uso que le da el anarquismo. Miley se aferra al uso descarnado de la libertad de mercado intentando legitimar su motosierra. Ya hemos visto esos usos en otras políticas que emplean la falacia, lo tenemos reciente con Ayuso y su libertad para ir a tomar unas cañas durante la pandemia, obviando que vulneraba la libertad del camarero a quedarse en casa. Reconozco que la libertad de mercado debilitando el estado es un acto natural. Es decir, al lobo, al tigre, al oso, les incomodan los cercados, la vigilancia del pastor. Son los que están en lo más alto de la cadena trófica, los depredadores por excelencia, y su entorno es su territorio de caza, su despensa. Soy un amante de la naturaleza, pero resulta que los humanos no somos salvajes. Nos pusimos de pie sobre nuestras dos piernas para ver más allá de nuestro apetito. Creamos estructuras sociales porque la colaboración era más exitosa para nuestra supervivencia. Insisten, nos hacen creer, que el éxito está en la parcela del individualismo, pero en la cúspide de la cadena trófica solo hay unos pocos que se sustentan sobre la pirámide de los esclavos. Y saben, el primer origen de la palabra libertario proviene de liberto, es decir, los esclavos que dejaban de serlo en tiempos de los romanos. 

La tergiversación de las palabras, su uso indebido, es un primer paso para modificar el relato de la realidad. Ceder el diccionario a los mentirosos es ofrecerles la posibilidad de escribir la historia para convertirse en vencedores. Y como los diccionarios, las bibliotecas son espacios de libertad, porque te dan opciones para tomar decisiones. Cerrarlas es un atentado a la libertad.

Desde aquí mi pequeño granito de arena: NO AL CIERRE DE LA BIBLIOTECA NIÑOS PÁJARO

Nota: Para ser fiel a su camino, Miley debería haber llamado a su libro “El camino de la hiena”

Deja un comentario