La violencia que no deja trazas

Anoche acabé de ver As Bestas. Digo “acabé” porque la tuve que ver dosificada. De hecho, me he demorado casi 2 años después de su estreno. Y es que cada vez tolero menos la violencia. Ya venía avisado por Antidisturbios (soberbia) o El Reino. Además, el tipo de violencia de As Bestas me inquietaba especialmente. Supongo que por esa ingenuidad que pretende poner en el entorno rural esa mirada bucólica. El caso es que después de tantas buenas referencias de amigos acabé viéndola. ¿Qué os voy a decir que no sepáis? Rodrigo Sorogoyen es un narrador brutal. Y dirige a los actores con maestría. Si en Antidisturbios Vicky Luengo se lo come todo a su paso, en As Bestas Luis Zahera transmite una agresividad que atraviesa la pantalla y la piel.

Lo que me interesa, sin embargo, es la otra violencia, la que hay detrás de los personajes. La verdadera violencia que desencadena todo y que está presente en los otros títulos que he señalado. En el caso de As Bestas son las eólicas. (Brigitte Vasallo está analizando este fenómeno con una perspectiva histórica, poniendo la mirada en la violencia subyacente ejercida desde el franquismo para desokupar el campo en aras de la industrialización y del mal llamado progreso, es decir, las cadenas de consumo.) La presión en As Bestas desencadena la rabia de los hermanos que creen en un futuro sin oler a mierda, en un taxi y un piso en Ourense para su madre. Legítimo. Como cualquier sueño. Sea el de convertirse en futbolista o en tiktoker. Pero ¿qué hacer con los sueños no cumplidos? ¿Convertirnos en consumistas bulímicos para ocultar la frustración? ¿Estallar de rabia y convertirnos en votantes de la ultra derecha?

Ahí reside la magia de esta violencia sistémica. En que no deja trazas.

Retomando la filmografía de Rodrigo Sorogoyen en Antidisturbios los policías son el perro del amo que muerde con saña, sí, pero lo que nos muestra la serie son las argucias del amo para manejarlos, a ellos, y al aparato legal, en beneficio propio. Y de El Reino que os voy a decir, sólo espero que un día Rodrigo haga una serie sobre Ayuso, Miguel Ángel Rodríguez y sus amigos.

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